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Carlos Robles

Campeones sin corona

Mi Columna

Campeones sin corona

Por Carlos Robles Nava

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La vida tiene muchas incongruencias. Una de ellas es que México mundialmente en producción lechera está en la posición número nueve y dentro del contexto de América Latina en las primeras tres posiciones, empero, este importante alimento no llega a la población más vulnerable que son los niños mexicanos existiendo regiones de la República a donde jamás ha llegado.

Para medir nuestro potencial en la producción de este lácteo, sobra decir que en el  año 2010 fue de 10 mil 600 millones de litros y seis años después o sea en el 2016 se elevó a 11 mil 607 millones de litros siendo su crecimiento de un 9.5 por ciento y conforme a estimación de las autoridades nacionales agropecuarias, este año 2017 se consolida al elevar 1.7 por ciento más.

Arriba de México en producción lechera se encuentran países de gran potencial económico como Estados Unidos, India, China,  Rusia, Brasil, Nueva Zelandia, Argentina y la Unión Europea.

Los mexicanos en promedio tenemos un consumo per cápita de 130 litros anuales, empero, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura, más conocida como la FAO, recomienda sea de 180 litros, existiendo por tanto un déficit de 50 litros por año y habitante.

La FAO recalca que en las familias con cierta solidez económica compra en promedio 217 litros al año, aunque en contrapartida e incongruentemente hay habitantes que ni siquiera conocen la leche en polvo que reparte no solo el gobierno mexicano, sino varias organizaciones humanitarias voluntarias.

Hay la suposición de que los artículos producidos en cada país, son los que más se consumen y llegan a los sectores más desprotegidos lo que no es así y un caso concreto lo vivimos en México no solo en el caso de la leche, sino sucede cosa parecida en la carne así como en múltiples granos, frutas y verduras.

Por más que nuestros gobiernos pregonen a los cuatro vientos que somos autosuficientes en la mayoría de los alimentos, la realidad nos da otra cara diferente y preocupante, sobrando los gobiernos estatales y dependencias federales que “rebanan” y “escamotean” los recursos públicos que en vez de llegar a quienes necesitan más atención son robados para ocultarlos en cuentas dizque secretas en el extranjero.

Los gobiernos federales en turno, han llevado a cabo infinidad de programas para hacer llegar leche en polvo a muy bajo costo a regiones muy apartadas de los principales accesos, pero éstos han sido insuficientes impidiendo cumplir con su objetivo.

Podemos ser campeones en producción de alimentos en general, aunque incongruentemente es alto el porcentaje de la población que padece de hambre por falta de recursos económicos y porque son los “prietitos” del arroz al no cumplirles muchos ofrecimientos las administraciones de los tres niveles, tanto del presente como del pasado.

Para analistas en la materia, somos campeones sin corona, no faltando razón en esa calificación que llevamos años arrastrándola sin avizorar posibilidad alguna de que nos quitemos ese estigma. (www.intersip.org)