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Carlos Robles

Todo por impotencia

Mi Columna

Todo por impotencia

Por Carlos Robles Nava

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Los bloqueos de calles y las marchas callejeras tienen una justificación para algunos, mientras que para otros es la impotencia porque la autoridad a quien corresponde la causa de esas expresiones públicas no les da solución.

Cada vez son más las protestas públicas y su origen es la desatención y apatía en la solución de problemas comunitarios, obligando a la sociedad civil a actuar por su propia cuenta para resolver lo que la autoridad no quiere o no puede dar respuesta.

De esa manera, se han expresado, por mencionar algunos casos, padres de familia cuyos hijos no cuentan con maestro en la escuela inscritos; igual cuando falta agua potable; cuando la policía detiene a una persona que consideran inocente, cuando los “ruidosos” no son aplacados y a los afectados se les miente diciendo que ya fueron notificados de sanciones o que serán clausurados sus negocios, sin que se cumplan esas falsas e hipócritas promesas de las autoridades.

También es una verdad que los famosos bloqueos de arterias o carreteras federales, pese a que se advierte a los manifestantes que de hacer el cierre de circulación en las últimas rúas mencionadas, es un delito penalizado con encarcelamiento, son rechazadas afectándose a quienes desean continuar su paso, sin embargo, ambos grupos, los inconformes y los afectados tienen razón, los primero por lo socarronas que son las autoridades y los segundos por afectar sus intereses.

Este es un problema que no tiene fin y que por decenas de años del pasado ha sido la eterna respuesta que dan a los pobladores que no reciben la justa respuesta, teniendo solo mentiras y falsedades de que se solucionarán las anomalías denunciadas.

Esto revela una simple cosa, que la comunidad ya se hartó de las promesas incumplidas de las autoridades, es decir, ya se hartaron de sus propias autoridades.

Las anteriores autoridades municipales de Saltillo, prometieron acabar con los “ruidosos” y el desorden los fines de semana por las grandes cantidades de alcohol que se vende y una vez beodos los parroquianos toman las calles de las colonias como pistas de carreras y los jardines de las viviendas cercanas a los antros de vicio, como servicios sanitarios públicos y a cielo abierto.

Al menos es lo que vecinos de las colonias República, Los Pinos, San Patricio y otras más denuncian públicamente, pues las autoridades locales no escuchan ni actúan, prometiendo mucho en declaraciones periodísticas, sin pasar de ahí.

Sucede igual con las familias que se quejan del ruido de negocios como supuestas escuelas de música que sin permiso de uso de suelo se instalan aprovechando el disimulo de las autoridades.

Habitantes del ejido “La Providencia”, de este Municipio y que se encuentra a orillas de la carretera federal Saltillo-Zacatecas, por largo tiempo pidieron la intervención al entonces alcalde, Isidro López Villarreal, sobre el constante peligro por las exagerada velocidad como pasan los vehículos por ese camino.

Lamentaron que solo recibieron promesas y el problema sigue por lo que cansados han sentenciado que “sobre aviso no hay engaño” y se alistan para iniciar bloqueos. (www.intersip.org)