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Carlos Robles

Para qué tanto ruido

Mi Columna

Para qué tanto ruido

Por Carlos Robles Nava

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De nueva cuenta, las autoridades saltillenses han hecho suyo el problema del exceso de velocidad que se está presentando en distintos sectores de la ciudad capital coahuilense, especialmente donde se cuenta con bulevares.

Y, como es de esperarse, las inconformidades han proliferado como en administraciones pasadas y de manera muy recurrente en la pasada que terminó en diciembre, resaltando más las protestas de los inconformes a raíz del programa llamado “foto multas”.

El exceso de velocidad que imprimen muchos conductores saltillenses ha causado un sinnúmero de accidentes, una buena parte de éstos con saldos funestos, siendo precisamente ese el principal argumento de las autoridades locales para poner “rienda” y un alto a los correlones.

¿ Es buena o no la regulación de la velocidad vehicular ?. Al margen de sus resultados positivos o negativos según quien cuestione, rechace o combata esa medida, se nos olvida que en todas las ciudades de México, al igual que en el vecino del Norte y a cualquier país que se visite, existe una reglamentación.

Monterrey, nuestra ciudad vecina nuevoleonés, por hablar de lo más cercano, las implementó desde años atrás y muchos coahuilenses, particularmente saltillenses fuimos sancionados y ya para los siguientes viajes a la comunidad de los regios le “aplastábamos” menos al acelerador.

Que se actúe o no, es cuestión de las autoridades en turno de los diferentes niveles, pero es una regla que tenemos que cumplir los que conducimos, porque lo primordial es y será respetar los señalamientos.

¿No entiendo porque tanto ruido, alboroto, oposición. Cuál sería la alternativa?. Es precisamente el meollo del asunto, seguir alocados, ir desaforados por las calles y llevándonos de “corbata” a cuanta cristiana o cristiana se cruce a nuestro paso.

Observo en mi diario trajín de mi trabajo a la casa al transitar por el bulevar Venustiano Carranza y sobran los conductores que se molestan y con el claxon pretenden obligar que le pisen al acelerador a quienes van al máximo que son 50 kilómetros por hora, resistiéndose a rebasar. No entiendo, lloramos por las infracciones y continuamos de violadores del reglamento vial y, lo peor, seguimos oponiéndonos a las reglas establecidas antes de  comprar y manejar un vehículo.

Proliferan los correlones e irrespetuosos de las luces rojas de los semáforos de la ciudad, resistiéndose a cumplir con la ley y convirtiéndose en serias amenazas de causar fatídicos percances.

Por años, lo entiendo, pero no lo apruebo, las calles han estado posesionadas de conductores manejando a velocidades endemoniadas y ya no son, como siempre nos fuimos acostumbrando, los más violadores eran hombres, porque en la actualidad hay empatía con las mujeres, las que en la actualidad cada vez incrementan las filas de las violadoras de la velocidad y los rojos de los semáforos, con tanta displicencia que se molestan cuando alguien les hace la seña de que le bajen a su enloquecida carrera. (www.intersip.org)