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Carlos Robles

La sepsis es invisible

Mi Columna

 La sepsis es invisible

Por Carlos Robles Nava

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Se llama sepsis y su atención en un hospital particular cuesta alrededor de un millón de pesos, mientras que en una clínica pública su curación anda en un promedio de seiscientos mil pesos.

Es la causa más común en muertes en los hospitales y su incidencia mundial se estima en 18 millones cada año, ya que es un síndrome de anormalidades fisiológicas, patológicas y bioquímicas potencialmente mortal asociada a una infección.

Es una enfermedad que causa la muerte en alguna parte del mundo a una persona cada tres segundos y es un mal que tienen el riesgo de padecer el 46 por ciento de quienes están sometidos a hemodiálisis debido al manejo indebido en la colocación del catéter para purifican su sangre al menos tres veces a la semana ya que su uso constante puede generar infecciones.

Al menos la anterior es la información proporcionada por instituciones médicas y científicas reconocidas, como es el caso de investigadores de la Universidad Autónoma de especialistas.

El Director de la Fundación Sepsis México, doctor Luis Antonio Gorordo Delson, ha señalado que dicha enfermedad es la respuesta inflamatoria descontrolada ante una infección que  ocasiona fallas que ponen en peligro la vida, es decir y en otras palabras, la sepsis es un intento fallido de los anticuerpos por curarlos de una infección, ya que la respuesta inmunológica se sale de control, ocasionando el fallo de uno o más órganos.

Antepuse en esta columna las consecuencias de una enfermedad muy desconocida, pero igual de mortal que sirvió de idea para que una doctora mexicana, Elizabeth Martínez Sánchez, creara un aparato médico para detectar bacterias y ser la salvación de miles e inclusive millones de pacientes sometidos a hemodiálisis.

Se trata del Insigth Alerta, un instrumento con tiras que cambian de color al detectar bacterias, surgiendo la inquietud de crear un aparato que detectase oportunamente la sepsis a la médico y paramédica, Elizabeth Martínez Sánchez, originaria de Colima, al darse cuenta de que era un problema porque los doctores intentaban curar a ciegas y contra el reloj.

El invento de la doctora mexicana, disminuye la irritación causada por la constante adhesión de la gasa a la piel, ya que el invento del médico Elizabeth consiste en una bolsa de plástico desechable que cubre los tubos del catéter por los que circula la sangre y evita un contacto directo disminuyendo la posibilidad de infecciones.

La anterior es tan solo una pequeñísima muestra de que en México también aportamos al mundo creatividades de bien común que en la mayoría de las ocasiones por diversas circunstancias, no se difunden en los medios de comunicación, pero de que hay cerebro en México, claro que lo hay y bastante. (www.intersip.org)