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Carlos Robles

Para que llorar

Mi Columna

 Para que llorar

Por Carlos Robles Nava

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 Los mexicanos hemos llevado sobre nuestras espaldas, males tan arraigados que por más que se dice y compromete que se combatirán y erradicarán, sucede todo lo contrario.

Esto sin desconocer que gracias a esos males, ha crecido infinidad de riqueza en unos pocos.

Quejarnos y lamentarnos no cuesta, además de que sirve de bandera demagógica y motivo para expresar nuestra impotencia y protagonismo.

Se ha dicho hasta el cansancio que las aduanas fronterizas, al menos las del Norte que son las de mayor actividad en entrada y salida de productos varios, son “porterías llenas de agujeros”.

Se ha urgido a la Federación a que las aduanas sean más honestas, señalando que nacionalmente la industria en general va para abajo por la importación de productos ilegales en su mayoría de procedencia asiática.

Se ha señalado como fuerte enemigo de las empresas mexicanas, a la corrupción que hay en las aduanas.

Hay cosas que no pueden taparse con un dedo, como al sol, siendo éstas las corruptelas que cometen no solo el personal de las aduanas federales fronterizas, sino los agentes aduanales, es decir, quienes con una licencia, medran y corrompen a cualquier para evadir impuestos en complicidad con los fiscales o personal de las aduanas oficiales.

Es una verdad que los mismos industriales, comerciantes y hombres de negocios en general lo conocen y callan porque muchos de ellos se han beneficiado al aventar el dinero por delante para que la calificación de los aranceles sea menor, como el certificado o guía de origen de los cientos de productos de China, España, Francia, Alemania e infinidad de países del mundo.

Gracias a la facilidad de corromper a quienes se encargan de dar luz verde a las exportaciones e importaciones, no son pocos los empresarios, negociadores, intermediarios o coyotes que se han enriquecido.

Las facilidades y comodidades que esta indebida conducta “conceden” los que supuestamente son los “guardianes” de las fronteras mexicanas, ha llegado al grado de que muchos de los pedidos con mercancía importada de todo tipo, llegan a domicilio, es decir, ya se cuenta hasta con esas facilidades y comodidades.

Como cáncer, es la corrupción la que hace más daño a los fabricantes y productores mexicanos y que es precisamente lo que motiva el desempleo.

Este no es un problema ni calamidad nueva, tiene decenas de años y no decreció o se vino a la baja por el hecho de que México haya suscrito y esté participando en el Tratado de Libre Comercio, sino porque todo cáncer no es fácil erradicarlo y más cuando los intentos han sido pocos y fallidos.

Aunque duela es una verdad cien por ciento, que gracias a esos agujeros y la corrupción de los fiscales fronterizos de la Secretaría de Hacienda, tanto del lado oficial como empresarial o supuestos hombres de negocios que medran haciéndose pasar como tales. Si queremos remediar males, hay que decir la verdad aunque duela.

Esto es una muestra de que tenemos lo que queremos y fomentamos, aunque al quejarnos no aceptamos que son “cargas” que los mexicanos hemos creado y sostenido por años.

Por eso, no tienen fundamento nuestras protestas e inconformidades si somos los primeros que de una u otra manera fomentamos los vicios existentes como es el corromper a los aduanales para pasar de los Estados Unidos a México, todo lo que queremos sin pagar los impuestos justos que corresponden a esas importaciones. (www.intersip.org)