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Guillermo Robles

Lo cotidiano nos ciega

            OPINIÓN

Por Guillermo Robles Ramírez

Lo cotidiano nos ciega

GUILLERMO ROBLES RAMIREZ

Es curioso como la misma cotidianidad de la vida hace que no nos percatemos de muchas situaciones, que en apariencia solo porque estén no significa que este bien.

En caso concreto el transporte público de cada municipio del país, en su mayoría no cumplen con las normas mínimas como es la falta de licencia de conductor de todos los choferes.

También muchos de sus unidades que circulan por la ciudad “dobletean” las placas, es decir, solamente portan una placa o lamina de circulación ya sea en la parte trasera o delantera mientras que el otro juego está en circulación en otra unidad distinta.

Pero como es algo muy cotidiano que no solamente los automovilistas observan sino la gente en general piensa que están en orden y situación regularizada, pero para acabarla hasta los mismos ciudadanos piensan que están verificadas por las autoridades municipales.

Existe también otro sector de transporte que todos lo vemos, pero igual de equivocados estamos que esas unidades se encuentran en orden, cumpliendo no solamente las normativas de seguridad, sino que se piensa que las mismas autoridades saben o tienen un registro exacto de ellos.

            Se trata del transporte escolar que es una gran irresponsabilidad que ha ido creciendo como una opción más de trabajo informal e improvisado. En Coahuila se tiene registro que el transporte escolar empezó en 1987 cuando fungía como gobernador del estado, José De Las Fuentes Rodríguez, cuando dio indicaciones a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes que se le diera una reorganización de la prestación de ese servicio.

            El último dato que se tiene fue en el 2011 en donde se sabía que existían tres organizaciones, dos que pertenecen a la Confederación de Trabajadores de México y otra de la Unión de Permisionarios del Transporte Escolar de Saltillo por lo que se contaba hasta en ese año con 117 unidades registradas en la región sureste de las cuales el 95 por ciento portaba sus placas.

            Desde entonces no se ha vuelto a hacer otro padrón de transporte escolar y con el pasar de los años muchos vieron que el negocio es rentable, pero otros no tuvieron más opciones por el incremento del desempleo situación que ha prevalecido y aumentado sin importar cuál Presidente de México estuviera o esté, siempre ha sido la misma “cantaleta.”

            La falta de un registro o padrón actualizado del transporte escolar no es un problema exclusivo de Coahuila, sino que sucede en todo el país. Es curioso que la mayoría de los padres de familia se quedan confiados que el servicio del transporte escolar es seguro por el simple hecho de saber que la trayectoria es simple, solo de la casa a la escuela o viceversa, haciéndolo como algo cotidiano de que nunca pasa nada siendo sinónimo de “seguridad”.

            Otro dato interesante es que más del 90 por ciento de los vehículos de transporte escolar; sobre todo que dan servicio a jardines de niños y escuelas de primaria utilizan vehículos demasiado antiguos conocidos como las combis y una que otra camioneta tipo guayín.

            Increíblemente todavía existen esos vejestorios vehículos que forman parte de lo cotidiano y verlos nada más pintados de amarillo, cegando por completo a los padres de familia que ninguno de estas reliquias puede asegurar que durante el trayecto suceda algún percance automovilístico, generando un gran susto para los pequeñines pudiendo generar hasta un problema de azúcar por la impresión.

            Los transportes escolares, tienen una carencia de medidas de seguridad, comenzando con su falta de cinturón de seguridad, siendo éste el primer peligro en donde se juega la vida o la muerte; también la saturación de los estudiantes dentro de las unidades lo hacen aún más peligroso ya que en un frenado de emergencia pues van a chocar sus cabecitas entre ellos mismos.

            La lista es larga, pero hasta que no suceda algún accidente que se tenga que lamentar es cuando las autoridades quieren arreglar y regularizar a todos, pero es cómo funcionan no solamente nuestras autoridades sino también los mexicanos por no exigirle a nuestras Presidencias Municipales o Gobierno de cada entidad federativa que hagan algo antes de que suceda algo malo.

            Mientras tanto nos dejamos llevar por la misma cotidianidad y en caso de tener alguna reflexión de ello, lo dejamos pasar porque nos ciega la vida cotidiana. Esperemos que este tema no se quede en el olvido para regularizar al transporte escolar. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria “Antonio Estrada Salazar” 2018) www.intersip.org