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Guillermo Robles

Los vivos viven de los muertos

Un filón de oro de millonarias ganancias es muy posible que se les esté fugando como agua de río  a las tesorerías de los 38 municipios de Coahuila.

OPINIÓN

Por Guillermo Robles Ramírez

Los vivos viven de los muertos

Un filón de oro de millonarias ganancias es muy posible que se les esté fugando como agua de río  a las tesorerías de los 38 municipios de Coahuila.

            Además no se descarta el tráfico de influencias en la venta de quinquenios, tumbas monumentales, donde dicen que están intestados.

            Posiblemente la iglesia esté en manos de Lutero y todo será cuestión de echarle números a la computadora como dicen los abogados únicamente le van a cobrar una fabulosa suma de dinero por leerle el expediente.

            Para detectar presuntas fugas de dinero, los funcionarios y el personal allegados a las tesorerías seguramente no tendrán muchos obstáculos.

            Urge por ello que los funcionarios realicen una visita a los panteones y se enteren que entre el polvo y el abandono de las criptas algo turbio se puede sacar a la luz pública.

            Los cementerios por lo regular todo el año están llenos de mugre, basura y trabajos de brujerías de todo tipo. Sólo en el mes de noviembre se le da una manita de gato y esto porque las personas que van a visitar a sus deudos les llevan un puñado de flores que al día siguiente están marchitas y el dinero que se gastó en su compra fue tirado al suelo, sino es que se las roban, sabrá quienes, para revenderlas o regresarlas a florerías que vuelven a “negociarlas”, al menos es el decir de aquellos deudos que al día siguiente vuelven a las tumbas de sus seres queridos y su principal sorpresa es que las flores y el jarrón colocado, “desapareció o se lo “volaron”, sabrá Dios quien.

            Los familiares de los muertos son en gran parte culpables del polvo y del olvido que hallan en los panteones y hasta duermen tranquilos luego del 2 de noviembre porque saben que quienes mueren ya no vienen a perturbar a los que viven en este mundo.

            Llevar flores a los cementerios es cosa de mera presunción porque tal vez en la vida no prodigaron amor y ternura a sus padres o familiares y cuando aparece el fantasma de la ancianidad los arrojan a los asilos.

            Son muchos los coahuilenses que compran los lotes de quinquenio en donde solo tienen permiso de mantener ahí los restos de los que ya se fueron del espacio terrenal.

            Las tesorerías municipales de las 38 cabeceras de Coahuila están obligadas por conducto de su personal a notificar a los familiares que el plazo de cinco años de los restos mortales están por vencer y en caso de no pagar de nuevo cumplirán con el reglamento de los panteones y las osamentas serán echadas al osario.

            Dentro del reglamento de cada municipio existe un apartado en donde se indica que para los indigentes o sea los que en el mundo vagaron sin tener hogar y fortuna para ellos existe determinado espacio.

            Hay varias multas de las cuales por lo general nunca se aplican porque no hay inspectores que trabajen visitando los cementerios municipales y mucho menos en aquellos privados, pero nada más por mencionar algunas de las multas en donde se pueden hacer acreedores de ellas está como el uso de tumbas intestadas.

            En todos los panteones municipales solamente está permitido que por espacio de cinco años se les dará permiso a los dueños de las tumbas que coloquen adornos o monumentos. Transcurrido ese lapso, el gobierno tiene aspecto legal para ordenar su destrucción o bien que pasen a ser propiedad de los cementerios.

            No existe estadística alguna para conocer el funcionamiento y se desconoce cuántas tumbas desocupadas hay aunque para conocer cuál es la realidad del funcionamiento de cada uno de los cementerios que existen en los 38 municipios de Coahuila, no es una labor de buscarle la punta a la madeja, ya que con el hecho de poner el banquillo de las investigaciones a los administradores y además de las personas que laboran en ellas como son los veladores o custodios de los panteones en donde es muy común que son con quienes hacen las ventas de los huesos de personas muy solicitadas por estudiantes de medicina y aquellas personas que se hacen llamar brujos o brujas para hacer trabajos esotéricos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intesip.org