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Carlos Robles

¿Ruidosos?, verdades a media

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¿Ruidosos?, verdades a media

Por Carlos Robles Nava

Por distintas circunstancias, Saltillo, ciudad capital de Coahuila, se fue convirtiendo con el tiempo y por la apatía de las autoridades del muy pasado, el mediano pasado, reciente pasado y el actual presente, en una ciudad extremadamente ruidosa.

No hay constancia de que gobierno local de los últimos 30 a 40 años, haya mostrado un real interés en contener lo que ahora se contempla como imposible o sea acabar o al menos, reducir el tremendo ruido que se produce por donde quiera, probablemente, por el rápido crecimiento de su población y la cada vez más indiferente atención de las autoridades en una problemática que no se recuerda haya tenido una real respuesta en su combate de los gobiernos municipales.

En las últimas dos semanas, el Director Municipal de Ecología, Jorge Candelas y el Sub Director de Contaminación Ambiental, Pedro Valdés Moncada, han declarado repetidamente de que no habrá tolerancia contra los negocios y personas ruidosas; que se atenderá toda queja nocturna de los antros característicos por su fuerte ruido, que hay inspectores asignados para ello y, en fin, que ahora sí se actuará.

Jorge Candelas y Pedro Valdés, como otros muchos servidores públicos, hablan a medias a la sociedad a la que se supone deben responder porqué llegaron al cargo que ocupan, pues el ruido de que padece Saltillo no es nocturno solamente, sino que sucede lo mismo a mañana y tarde y no solo en las noches como anuncia será el combate.

Es un hecho que ambos responsables Ecología, no salen de sus oficinas y si lo hacen, sus recorridos por las calles de la ciudad capital, son superficiales e igual que sucede con otros jefes de áreas.

Los ruidosos de Saltillo, están también a plena luz del día y si Pedro y Jorge, responsables de combatirlos no se han enterado, es más que suficiente que se vez en vez hagan recorridos por el centro comercial, primer cuadro o el llamado centro histórico en donde sobran los comercios cuya propaganda de sus ofertas y promociones las hacen con altoparlantes a pie de las banquetas y a alto volumen o bien el perifoneo o sea vehículos que recorren las calles para a todo volumen anunciar circos, luchas libres, venta de vehículos, bailongos y toda pachanga, recordando a los viejos pueblos y olvidando que Saltillo ya no es la ciudad capital de hace 30 a 40 años.

Los ruidosos, no están solo en comercios ni en casas particulares, antros, centros de diversión, sino en viviendas habitacionales rentadas o compradas para convertirlas en escuelas o academias de música y que con toda impunidad y tolerancia de las autoridades municipales operan sin permiso de uso de suelo pese a instalarse en el interior de colonias o fraccionamientos habitacionales.

Alguien o muchos están fallando y defraudando al Alcalde, Isidro López Villarreal, al ocultar la realidad de los problemas y pretender con “lengua” resolver las irregularidades.

En las oficinas asignadas para atender las diversas quejas o inconformidades, se pasan la “pelota” una a otra con falsos folios dizque de “atención”, exhibiendo protección a propietarias de negocios ruidosos, quedando de manifiesto que pueden más dos tetas que una carretera, porque no hay otra explicación que justifique la indiferencia e indolencia mostrada frente a intereses femeninos.

Más que “lengua”, los ciudadanos hartos de los ruidosos, piden a los responsable de combatir este problema, Jorge Candelas y  Pedro Valdés, menos mentiras y más realidades, sin olvidar que estas últimas se logran con trabajo efectivo y no con demagogia publicitaria. (www.intersip.org)