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Carlos Robles

Porqué hasta ahora

Mi Columna

Porqué hasta ahora

Por Carlos Robles Nava

Las dañinas e ilícitas actividades del matamorense y lagunero, por desgracia, Juan Manuel Muñoz Luévano, ingeniero de profesión y contrabandista de sobrevivencia, ha extraño a no pocos paisanos por el hecho de que es hasta ahora en que sale a la luz pública el perjuicio que venía cansando a miles de seres humanos con su trasiego de drogas de todo tipo.

Dicen que el dinero va y viene, así como siempre ha rodado de unas manos a otras, pero la vida no reverdece y la actividad del famoso delincuente más conocido como “El Mono”, acortó la vida de infinidad de chavas y chavos desde hace poco más de 25 años que fue la época en que este personaje inicio a distribuir ya no la “yerba santa” como se llegó a llamar a la mariguana que pasó a la historia al arribar al mercado lo nuevo que en los 90´s fue la cocaína, para luego convertirse en otra más corriente con el nombre de “cristal” perdiéndose en lo que ahora es la heroína, que al menos es lo que dicen los conocedores causa más problemas que ninguna de su especie.

“El Mono” antes de su detención, empezó su ilícita actividad al menos en Coahuila y directamente en Torreón, por los años 90´S, precisamente en los llamados antros de ese entonces.

En esos lugares cuando llegaba “El Mono”, a esos lugares de vicio sobraban aquellos que le rendían pleitesía de una u otra manera, pues no había demasiados “vendedores” o “distribuidores” de drogas.

Jóvenes del pasado que encontraron empleo en los ya desaparecidos y novedosos antros de los 90´S, recuerdan la llegada de “El Mono” a esos lugares de vicio que si bien es cierto nacieron en esos años como una novedosa diversión para los chavalos del pasado, por desgracia se convirtieron en verdaderos centros de vicio y perversión, platican actualmente las llegadas de Muñoz Luévano, con poca gente a su lado, aunque con mucho polvo blanco oculto en su vestimenta

Ha sorprendido a jóvenes del pasado y adultos y muy adultos del presente, que después de más de 25 a 30 años salga a relucir el daño que venía causando este sujeto y más en particular los que sabían su origen que no era muy bonancible.

Para fortuna de “El Mono” y desgracia para aquellos que envició, no hay duda que desde hace entre 25 y 30 años ya era protegido por las autoridades. ¿Cuáles?, claro que no han de haber faltado, pues para fortuna para quienes incursionan en el tráfico de drogas y otros negocios sucios, siempre ha existido la corrupción.

Que el poder del supuesto ingeniero metido a las drogas fue creciendo, es un hecho y lo demuestran los millones que “El Mono”, por lo que tuvo la oportunidad de darle crecimiento y nacimiento a más negocios con dinero malo.

El poder de “El Mono” no fue limitado en ninguna etapa de su ilícita actividad, pues su innata inteligencia la aplicó en darle crecimiento y estirar el dinero ganado de las ventas del narcotráfico que aunado a la impunidad que le brindaban autoridades del pasado.

La incógnita, pero sobre todo, porque después de 25 a 30 años, será que con dinero baila el chango o mano. Dicen que de acuerdo al bulto está el paquete, es decir, no hay vuelta de hoja que “El Mono” lagunero sí que sabía poner a bailar a los “changos” o viceversa, pues se asegura que los monos o changos vaya que saben bailar cuando les ponen música. (www.intersip.org)