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Carlos Robles

Que sea tortilleros

Mi Columna

Que sea tortilleros

Por Carlos Robles Nava

Es irrefutable que el sector campesino mexicano es fundamental en la alimentación de cada mesa y cada hogar, empero, los beneficios que alcanzan estos productores del campo son extremadamente limitados.

Bien lo ha dicho el agrónomo Héctor Carlos Salazar Arriaga, “los campesinos están presentes tres veces al día en la mesa de todos los mexicanos. Falta que la justicia social llegue a las comunidades para abatir los rezagos que hay en los ejidos”.

Recalcó el potencial productivo rural que tiene nuestro país, en lo que por cierto no hay discusión porque en la actualidad se encuentra en doceavo lugar mundialmente hablando en cuestión de producción agropecuaria y no tardará mucho en colocarse en el onceavo lugar.

Es doloroso que este potencial en el campo, no se refleje en las familias precisamente del sector rural, atribuyéndose esto a diferentes factores, entre éstos los precios tan bajos y castigados a como a los ejidatarios y en general a los hombres del campo se les compran sus cosechas.

Puso el agrónomo Salazar Arriaga como claro ejemplo, el que mientras al productor de maíz se le compra el kilo de ese grano a tres pesos, en las tortillerías el kilo de este producto se vende a 16 pesos, considerándolo como desigual y en desventaja para el productor del sector rural.

Explicó que de un kilo de maíz, sale un kilo 800 gramos de tortillas, lo que viene a elevar la ganancia para el industrial de tortillas, dejando en desventaja a quien siembra, cuida y cosecha este importante grano en la comida de millones de personas de distintos países.

Salazar Arriaga, al referirse al precio del maíz y a como los industriales de la masa y tortillas venden el producto terminado, olvido y no tomó en cuenta que la industrialización del maíz para convertirlo en tortilla requiere de un proceso que debe considerarse como es el hecho de que el industrial no recibe el kilo de maíz a tres pesos, además para convertirlo en masa y hacer tortillas tiene un largo proceso desde el cocimiento de lo que a final de cuentas le llamamos nixtamal, la electricidad de las máquinas para hacer las tortillas, el gas que se consume, salarios, IMSS, impuesto, etc, de cada empleado y además, renta del local, impuestos al gobierno municipal, estatal y federal.

Las cosas no son tan sencillas como lo expone el agrónomo Héctor Carlo Salazar, porque de otra manera la solución estaría en que los productores del campo y refiriéndonos a los que cultivan maíz, debieran dar el siguiente paso o sea industrializar el maíz para convertirse en tortilleros o los bien llamados industriales de la masa y tortillas.

No tengo familiares ni tampoco amistades metidos en la industria de la masa y tortillas, simplemente es un razonamiento muy personal, ya que las cosas en general no son tan fáciles como se exponen en primera instancia y menos sin contemplar la complejidad se dan soluciones fáciles.

La industria de la masa y tortillas va para abajo y sobra decirlo cuando ya los supermercados de una fecha para acá, se han convertido en competencia fuerte contra las sencillas y modestas tortillerías existentes por diversas partes de cada ciudad.

Empero, la solución se tiene en la mano: Que los productores de maíz se convierten en industriales de la masa y tortilla. (www.intersip.org)