MI COLUMNA
¿Y las herencias?
Por Carlos Robles Nava
Es de sobra conocido que sindicatos como el de los trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social, siguen disfrutando de un muy viejo beneficio que es la herencia en las nuevas plazas que se van creando en las diversas áreas de esa institución, a excepción de los médicos.
Por eso, extraña y llama la atención el anuncio reciente hecho por Enrique Orozco Besenthal, Director en Coahuila del Seguro Social, en el sentido de que se convocará para la contratación de 110 nuevas plazas en el área de intendencia llamada ahora de limpieza, que para el caso es lo mismo.
Para que tanto protagonismo de Orozco Besenthal, llamando la atención su supuesta ignorancia de que esas nuevas plazas antes de asignarse, ya están ocupadas virtualmente por los familiares cercanos y lejanos de los mismos trabajadores actuales de esa Institución.
Sean herencias o no, las instalaciones del Seguro Social, al menos de las unidades enclavadas en Coahuila, no requieren nuevas y más plazas de limpieza, sino gente que supervise y haga “sonar el chicote” a los actuales responsables que hacen como que limpian, pero solo por “encimita” o bien por algunas mínimas horas del día, pues los mismos derechohabientes se encargan de ensuciar las salas de espera en las áreas de consulta familiar y, peor sucede, en los sanitarios.
Por más anuncios sobre peticiones que se colocan para contar con la colaboración de los derechohabientes en mantener aseadas las instalaciones, no se avanza absolutamente un milímetro, pues falta una vigilancia personalizada, más que tener un mayor número de personal destinado a limpieza.
Esto lo reconoce directamente el Director Estatal del IMSS, al declarar que uno de los problemas más graves que tienen las clínicas del Seguro Social en Coahuila, es mantener limpias las unidades de medicina familiar por el flujo de pacientes y la falta de cultura de cuidado de los mismos beneficiarios de los servicios que proporciona esta institución.
Lo dicho por este funcionario es una verdad cien por ciento y de ello estamos en lo cierto un buen número de derechohabientes, al menos los que con cierta periodicidad acudimos a esas unidades médicas.
Negarlo no sería un error, sino una complicidad para sumarnos a quienes no por falta de cultura ni tampoco por nuestra idiosincrasia, pero sobre todo a que seguimos manteniendo, por desgracia, viejas y aterradoras costumbres de ver “peleadas” o distanciadas, el orden y disciplina con la convivencia con la mugre y lo antihigiénico.
Hay unidades que se han convertido en verdaderos “jardines” recreativos de infantes cuando infinidad de éstos corren y se desplazan a gritos en las salas de espera y como si fuese poco, encima de los asientos destinados a los pacientes y como no hay quien les llame la atención porque la mamá o papá, según sea el caso, plácidamente se la pasa en la chorcha con la “vecina” del asiento contiguo.
Nos es gratis frases comunes como la que reza lo que no hagamos por nosotros mismos, nadie más lo hará, por eso, insisto, más que gente que haga limpieza, contraten verdaderos vigilantes que pongan orden en las salas de espera de estas unidades médicas familiares. (www.intersip.org)