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Guillermo Robles

La promesa que se cumple en un paraíso

            OPINIÓN

            Por Guillermo Robles Ramírez

            La promesa que se cumple en un paraíso

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            Hace un poco más de ocho años atrás, la Región Sureste de Coahuila en especifico las cabeceras municipales de Saltillo y Ramos Arizpe; ya estaba ahogada la mancha urbana e industrial para un crecimiento en sus parques industriales.

            Sus zonas habitacionales ya habían sido delimitadas por las zonas protegidas de la Sierra Zapalinamé y al poniente las viejas colonias que ya no daban espacio para más edificaciones. Solo quedaba una zona virgen inexplorada en el sur de Saltillo.

            Fue un llamado al crecimiento lo que hizo vislumbrar a la capital de Coahuila, en un valle tanto para las empresas, así como para extender el asentamiento humano, creando así lo que hoy es una realidad. El Valle de Derramadero.

            Hasta hace unos once años atrás los campesinos del Ejido Derramadero, San Juan de la Vaquería y Agua Nueva; jamás se habían imaginado que las promesas de sacar del rezago a esa parte de Saltillo se haría realidad y de qué manera.

            Administraciones estatales y municipales anteriores ya habían explorado esta opción llegando a la conclusión que en esos lugares poco podían obtener y con una visita sin vuelta dejaron ese valle igual que habían llegado dejando la promesa a un lado de sacar esas comunidades del rezago.

            No fue hasta en el año del 2008 cuando el gobernador del Partido Revolucionario Institucional, Humberto Moreira Valdés, le dio un sentido a las promesas que sus antecesores homólogos no hicieron en su momento; dando así la urbanización a pasos agigantados en esas rancherías, donde la pavimentación y servicios básicos son fundamentales, porque éstas son las bases para acabar con el rezago de pobreza de acuerdo a las valoraciones del INEGI.

            Un proyecto en donde la gran cantidad de hectáreas agrícolas, estuvieron dispuestos a cambiar de vocación para convertirse en patios de maniobras de importantes proyectos que no solo reforzarían la mística región automotriz, como se consideraba a Saltillo, sino que abriría espacios a importantes empresas locales, nacionales e internacionales para reforzar la expansión del valle.

            El Plan de Derramadero para esa parte de Saltillo, incluyó una inversión de 80 millones de pesos del Gobierno del Estado, para pavimentar 16 caminos rurales y flexibilizar así la comunicación entre ejido y ejido, donde no sólo se hizo factible acercar la educación, sino complementar con fuentes de empleos.

            Una inversión inicial de mil 500 millones de dólares permitió augurar el crecimiento programado de acuerdo a las expectativas hasta el año 2009, tan solo en esa parte de la cabecera municipal de Saltillo y ofertando cinco mil nuevas fuentes de ingresos, cuyo movimiento económico benefició en toda la región y la entidad federativa de Coahuila.

            En un cuidadoso trazo y planeación del territorio, el Valle de Derramadero se convirtió en un detonante para el desarrollo de comunidades colindantes que se creían olvidadas como San Juan de la Vaquería, Agua Nueva, la Encantada, entre otras, donde sus habitantes que alguna vez vieron como una esperanza, al día de hoy se ha convertido más que una realidad, sino en un paraíso en donde han tenido una mejor calidad de vida.

            Pero para todo proyecto es indispensable la continuidad, ya que entre los años 2009, hasta antes de la actual administración del Gobernador, Miguel Ángel Riquelme Solís, así como del Alcalde, Manolo Jiménez Salinas el proyecto del Valle de Derramadero se había estancado pero fueron estos dos últimos mandatarios quienes reactivaron nuevamente la economía en Derramadero.

            Simplemente en obras complementarias para el abastecimiento de agua potable del ejido San Juan de la Vaquería se invirtió un poco más de 458 mil pesos. Así como la elaboración del Plan Maestro Ciudad Derramadero y la propuesta de actualización del Plan Director de Desarrollo Urbano de Saltillo Zona Derramadero con una inversión de tres millones de pesos.

            Los pasos están dados, las ventajas también, y es ahora cuando el Valle de Derramadero cambió su visión ejidal a un paso al progreso, siendo ahora Saltillo un modelo a seguir en donde alguna vez sus tierras dejaron de ser fértil para la agricultura, ahora se cosecha el desarrollo para todos los coahuilenses. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018) www.intersip.org