OPINIÓN
Por Guillermo Robles Ramírez
Por eso estamos como estamos
Pese a todos los recursos que destinan los gobiernos de los diversos niveles para culturizar a nuestro pueblo, no se avanza y seguimos empantanados en cosas tan sencillas como es el respeto a las leyes de tráfico por las calles de la ciudad.
Y, al referirme sobre el tráfico, no hablo solo ni exclusivamente al de vehículos, sino al movimientos que como tráfico representan los peatones que siguen haciendo de las suyas a lo largo y ancho de las calles, pero lo peor, en presencia y frente a los ojos de los propios agentes viales y como si fuera poco, de los mismísimos agentes que tanto se adornan para infraccionar y que como dirían los compadres, “se sienten muy perros”, con los conductores particulares más no con los choferes del transporte público urbano de pasajeros a quienes no solo no los tocan, sino les consienten cuanta violación cometen, al igual que a los peatones.
En días pasados, circulando por la calle Allende, de la ciudad capital coahuilense, a la altura de la Plaza Manuel Acuña, pasando el Mercado Juárez; mientras un policía de tránsito infraccionaba a un automovilista, los choferes de las diversas rutas que transitan y se estacionan frente al Mercado Juárez, sobre la Calle Gral. Manuel Pérez Treviño siempre tienen la costumbre de invadir los dos únicos carriles, y no se trata de dos sino de hasta cuatro unidades de autobuses mal estacionados bloqueando la calle, mientras que infinidad de peatones cruzaban la calle como “Juan por su casa”, es decir, a mitad de cuadra, sesgado, cruzado, en circulo y en todas las direcciones, menos por el carril para peatones que hay en cada crucero.
Los agentes de tránsito que a final de cuentas se reunieron en ese punto más de cuatro, tranquilos y felices platicaban viendo el “despapaye” que armaban los choferes de autobuses mal estacionados y el cruce desordenado de los transeúntes.
Conductores particulares se preguntan si el reglamento de tránsito o vialidad es para aplicarse al arbitrio y exclusivamente a quienes manejan vehículos particulares, porque esa energía y ese “cumplimiento a su deber” no se da ni se ve en el caso de los peatones que en muchos de los casos, se quiera o no reconocer, son responsables y causantes de accidentes cuando un conductor tiene que maniobrar bruscamente para evitar atropellar al imprudente transeúnte.
Es importante que se deje a un lado ese mal “apapacho” o “paternalismo” mantenido por años y años para los peatones quienes así como tienen derechos, igual están obligados a respetar el reglamento de vialidad, porque por eso estamos como estamos, ya que mientras a unos se les aplica todo el peso de la ley, a otros no y por el contrario se les tolera y consecuente demás provocando que tengamos una ciudad no dispareja, sino desordenada. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org