MI COLUMNA
Dividió al pueblo
Por Carlos Robles Nava
La cerrazón, la altivez y “mareo”, son malos consejeros, dicen los hombres de antes que han vivido experiencias de todo tipo y que han pasado por infinidad de circunstancias que les permiten opinar sobre lo bueno y malo o dudoso que se va presentando en sus comunidades.
Tal es el caso de lo que está sucediendo en estos momentos en la ciudad fronteriza de Ciudad Acuña, Coahuila, en donde una actitud intolerante e intransigente de las autoridades municipales ha divido al pueblo.
Todo está alrededor de la obstinación de su Presidente Municipal , Lenin Evaristo Pérez Rivera, que está obsesionado con echar abajo la macro plaza que se encuentra frente al puente internacional Ciudad Acuña, Coah-Ciudad del Río, Texas y que además de su millonaria inversión cuando se construyo se ha convertido en punto emblemática tanto para los residentes de esa frontera así como sus visitantes.
El argumento del edil acuñense es que sino se cede ese terreno y se destruye la macro plaza, se pierde la inversión de 400 millones de pesos que representa hacer las nuevas instalaciones aduaneras, que si bien se requieren para continuar con el desarrollo y progreso de Ciudad Acuña, se resiste a presentar alternativas en que no sea necesario tumbar y destruir para hacer una nueva obra y cuya existencia es anterior al nuevo proyecto.
La altivez y cerrazón de Lenin Evaristo Pérez Rivera, fue reiterada cuando el gobernador, Rubén Moreira Valdés, sentencio cárcel para todo aquel que destruya una obra pública y sobre todo cuando está invitando a las autoridades locales a sentarse para ver vialidades y alternancias, pero el joven e imberbe Alcalde, inmediatamente reviró al clásico estilo de macho mexicano, de “me la juego aunque me metan al bote”, frases populacheras que no conducen a ninguna parte más que enfrentarse y pelear por una posición demagógica, sin ver el beneficio de la comunidad.
La negativa reacción de Lenin Evaristo provocó una manifestación pública por diversos sectores que recorrieron las calles de la ciudad para expresar su oposición y rechazo a la actitud de “mareo” del Presidente Municipal.
Por otra parte, el alcalde acuñense ni tarde ni perezoso buscó de inmediato la opinión del sector empresarial que tras escuchar a medias las verdades, se expresó a favor de destruir la gran plaza, la que está sirviendo de esparcimiento para miles de familias de nulos recursos económicos que al no tener más a donde ir, los sábados y domingos, así como entre semana, se refugian en las instalaciones de la gran plaza para distraerse con sus hijos.
Las instalaciones de la macro plazo son escenario cada semana de eventos culturales, artísticos y de otra distracción, en donde los niños y jóvenes acuñenses encuentran distracción y diversión sana.
Las autoridades estatales han invitado a las locales acuñenses a sentarse para buscar una mejor solución y no perder la inversión federal de los 400 millones de pesos para dotar a ese puerto fronterizo de una infraestructura más moderna y accesible para las exportaciones e importaciones las que se hacen con toda normalidad desde hace años atrás con y sin la modernidad que se está buscando.
Lo peor de todo esto es que la familia acuñense o sea el pueblo, se ha dividido por caprichos y revanchismos que no conducen a nada sano y si en cambio aleja a sectores que pueden aportar más que restar y es el caso del mando gubernamental que gracias al apoyo brindado al municipio de Acuña, ha avanzado en consideración en los últimos cuatro años y medio, esto reconocido abierta y públicamente por el mismo alcalde, Lenin Evaristo Pérez Rivera, que ahora saca su doble rostro para mostrar “músculo” político, pero no inteligencia y sensatez que más le beneficia y conviene a los acuñenses.(www.intersip.org)

