Mi Columna
Será difícil pararlas
Por Carlos Robles Nava
Sin temor a equivocación, ninguna de las 38 cabeceras municipales de Coahuila, tiene tantas pandillas como Saltillo, que por cierto, este cáncer no es nuevo porque viene de muchos años atrás siempre tolerado por las autoridades municipales en el poder, sean priistas o panistas.
El motivo, principalmente, es justo lo que sucede con otras calamidades que llegan a enfrentar las comunidades coahuilenses cuando no se les da la atención debida, agravándose al toleran sus riñas con otros grupos rivales en las que además de armas blancas, salen a relucir pistolas.
Hay que agregar algo más al crecimiento y agresividad de esos grupos de desarrapados sin oficio ni beneficio y es la impunidad dada por las autoridades a esos malvivientes y vagos,
Hay los que aseguran que las autoridades han dado poder a ciertas pandillas para supuestamente “detener” a grupos opositores que pretendan “invadir o posesionarse” de territorios ajenos.
El criterio oficial es que de esa manera se tienen pandillas a su favor con las que podrán apoyarse en determinados momentos y difíciles circunstancias entre una pandilla y otra.
Siendo el mandamás de las fuerzas policiacas de Saltillo, el mayor Clemente Yáñez, afirmó de la existencia de 800 pandillas o sea una por cada colonia, tomando en cuentas en las que operaban dos y hasta tres pandillas, compensando a los asentamientos humanos que no tenían una sola.
En la actualidad se dice no hay más de 350 pandillas, agregado que éstas son más violentas demostrándose con saldos rojos de heridos y hasta muertos con arma blanca, sin faltar el arma de fuego que por desgracia se está haciendo común en esos “rebeldes son causa o sin causa”.
En días pasados, el Presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública, Armando Gutiérrez González, expresó la preocupación de ese organismo por la incidencia, de la violencia de lo viejos y nuevos grupos pandilleriles.
El máximo representante de dicho Consejo, invocó la urgencia de la intervención inteligente para erradicar cuando menos y por lo pronto, el vandalismo que ha ido en ascenso en varias colonias.
La forma cómo actúan estos vándalos, dentro de cuyos grupos está incrustada gente ya de 50 y más edad, porque no en todos los casos las integran jóvenes desadaptados, sino también viejos que les faltó acción en su juventud y ahora dan rienda suelta a sus ímpetus de “viejos y rebeldes”.
Don Armando Gutiérrez, propone la creación de una policía de proximidad para llevar programas preventivos y labores de entretenimiento, deporte y cultura, es decir, mostrarles a las pandillas que no todo en la vida es violencia ni andar haciendo daño a familias que en muchos casos resultan ser familiares de integrantes de esos malosos.
No es mala la propuesta, aunque hay que decirlo, esa policía de proximidad tendría primero que ser capacitada para hacer esas funciones y luego inducir las actividades que les dé un motivo de vivir a estos jóvenes descarriados.
Tarea difícil para detener o parar las ilícitas actividades de las pandillas, pero no imposible y sería cuestión de que el tiempo diera una respuesta sobre lo positivo o probar otras tácticas y programas para la rehabilitación de esos jóvenes y viejos. (www.intersip.org)