OPINIÓN

Por Guillermo Robles Ramírez

Ni aportan y ni aportarán

Como en otras ciudades de Coahuila y de la República mexicana, en particular la cabecera municipal de Torreón ha proliferado alarmantemente durante los últimos meses, las pintas con grafiti, lo mismo en edificios públicos que en monumentos, puentes, etc., que en propiedades particulares. Las cosas llegaron a tal grado que de las pintas estos vándalos en los muros, paredes, etc., se fueron al rayado de cristales, preferentemente aparadores de tiendas comerciales en donde utilizando un punzón o punta de cero dejaban su huella delictiva.

Lo anterior, demuestra que más que grafiteros, son viles pandilleros quienes causan estos daños y que más que externar una expresión artística, es el afán de hacer un perjuicio o maldad. Los verdaderos grafiteros, quienes merecen todo mi respeto, no les interesa pintar o rayar por el puro gusto de dañar un muro o un cristal, ellos buscan demostrar su inquietud por el arte.

Un problema que se ha convertido como algo normal o cotidiano para la mayor parte de la población, pero porque son los afectados directos, sino son los comerciantes los principales perjudicados, así como los dueños de los anuncios panorámicas quienes también sufren del problema del grafiti.

En la capital de Coahuila, tampoco se escapó de este problema, aunque hay que decirlo que se corrigió bastante en la Administración municipal pasada, cuando la Cámara de Comercio se reunió con autoridades del municipio pidiendo que, de una vez por todas, se remediara con esa situación y se procediera contra los pandilleros y vándalos que les ha dado por el gusto de andar rayonando los muros y cristales.

Se ordenó e instrumentó de inmediato un operativo policiaco consiste en una cerrada vigilancia nocturna haciendo la revisión de toda aquella persona joven o adulta que, a horas muy altas de la noche o madrugada, anduvieran con mochila en mano, pues es una forma muy conocida y utilizada por los pandilleros y vándalos para esconder los botes de spray con pintura. Se instruyó a los policías, prudencia y tacto para las revisiones.

Una estrategia que se había utilizado hace 20 años atrás en Saltillo, y recuerdo que, en ese entonces, más tardó la policía en hacer sus primeras incursiones, que en dejarse sentir los gritos de protesta de aquellos que estas revisiones las califican como violación a sus derechos humanos, a lo que pregunté en ese entonces y a la fecha me sigo cuestionando cuando se toman cualquier medida para acabar con el grafiti: ¿y qué es lo que proponen esos contreras y opositores de todo?

Cualquier medida tomada ya sea en el pasado, presente o futuro para acabar con estos pandilleros que cometen vandalismo haciendo rayones sin sentido en paredes o cualquier parte donde se les plazca, así como las manifestaciones que hacen las féminas con su color morado; siempre están consideradas en la meta de cada infractor como algo inconstitucional y que tienen derecho a la libre expresión, y de ser así entonces, ¿por qué no rayan o hacen grafiti en el interior y exterior de sus casas o mejor dicho en las de sus padres?, porque hasta en eso son unos mantenidos.

Lamentablemente estos grupos de “defensores” de los derechos humanos, y así como los de la “libre expresión”, son muy buenos para criticar, pero no para proponer, porque los problemas comunitarios como es el caso de pintarrajear o rayar cristales, es un asunto en el que todos debemos colaborar para que no se dé, pero con opciones viables y no sin aportar nada.

Fuera de la muestra de cualquier rechazo de propuestas esos grupos, no han expuesto otra idea de cómo combatir a los pandilleros y vándalos que andan pintando propiedades privadas y públicas, así como dañando los cristales de comercios y hasta de casas habitación, problema que originalmente se tuvo por las noches, pero que ahora son actos vandálicos que se cometen hasta de día.   (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org