OPINIÓN
Por Guillermo Robles Ramírez
Es buena y mala
Hay fenómenos naturales y particularmente los meteorológicos que son buenos, pero a la vez malos, lo que resulta una total incongruencia, pero es la verdad y tal es el caso de las lluvias y más cuando éstas son torrenciales como está sucediendo en estos momentos en infinidad de Entidades de la República.
El agua de lluvia viene a dar tranquilidad y certidumbre a miles de productores agrícolas y ganaderos del país, además asegura el cultivo para varios ciclos agrícolas en aquellas zonas en donde se tienen presas de almacenamiento, pero igual causan el desalojo de cientos y hasta miles de hogares que resultan damnificados con las inundaciones que provocan las fuertes precipitaciones.
Esas son las incongruencias y a la vez los parteaguas de las lluvias y más cuando son intensas.
Pero lo que viene después de las lluvias es un problema más serio y grave que los daños materiales y económicos que puede causar el agua de lluvia como es la aparición del temible, aunque por otra parte, casi indefenso mosquito que causa la propagación del dengue.
Es indispensable que las autoridades sanitarias de cada región y cada municipio, tras las lluvias inicie una fuerte campaña para evitar que perdure la presencia en poca, mediana y gran cantidad de agua, pues el acumulamiento de ésta es el lugar propicio para que surja y se propague el dengue.
Uno de los lugares donde hace su aparición este temible insecto, es en las llantas abandonadas en solares, en los patios de las casas, en terrenos baldíos, en los tiraderos, etc., que es precisamente en donde la comunidad en general debe combatir cuanto antes.
Las autoridades locales tienen que ingeniárselas si es que desean tener una población sana y libre de enfermedades como el dengue, emprender fumigaciones directas lo mismo en las áreas céntricas como la periferia de nuestras comunidades.
En algunas ciudades del vecino Nuevo León, emprendieron una campaña contra el dengue que para muchos nos resulta novedosa e inteligente y es precisamente recoger las llantas abandonadas y concentrarlas en puntos señalados por las autoridades a cambio de despensa alimentaria.
Efectivamente, aquellas familias que entreguen llantas abandonadas u otros cacharros que resultan propios para la proliferación del mosquito que contagia el dengue, reciben alimentos, al menos eso es lo que se está haciendo con nuestros vecinos de Nuevo León.
Por la salud general de la población, los coahuilenses debemos y estamos obligados a participar y exigir a nuestras autoridades a tomar acciones después de las lluvias. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org