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Carlos Robles

Decisión y macana

Mi Columna

Decisión y macana

Por Carlos Robles Nava

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Decisión, acción y energía, fueron los factores determinantes y tomados en cuenta por el Municipio de Saltillo, Coahuila, para frenar que sus arroyos sigan siendo basureros públicos de todo y por todos.

Por decenas de años a esas rúas hidráulicas miles de irresponsables saltillenses las han convertido en verdaderos y peligrosos focos de infección, además de “taponearlos” con muebles inservibles y tiraderos de toda clase de escombros de construcción.

Las autoridades locales del pasado se concretaron a exhortar y “pedir” a sus habitantes respetaran los lechos de los arroyos, pero jamás hubo respuesta a la petición.

Ha habido en infinidad de ocasiones que camiones de volteo repletos de escombros llegan a las orillas de alguno de los arroyos y plácidamente se vacian enormes cantidades de bloques, residuos de mezcla y todo tipo de escombro de construcciones echadas abajo.

Igual sucede con toneles de desperdicios de alimentos o basura en general que simplemente se echan en los lechos de los arroyos.

Lo anterior, amen, de la gran cantidad de botes con basura de los avecindados en las orillas de esos cauces o bien de familias que viven cerca.

Vecinos llamaban a las oficinas locales de Ecología o de limpieza denunciando a quienes desoyen a las autoridades municipales y siempre se respondía que mandarían personal para sancionar, pero jamás llegaban.

Por fortuna, es un hecho que se ha dado un cambio radical para proteger el medio ambiente cuidando que los arroyos no sirvan de basureros públicos creándose la Policía Municipal Ambiental, que por cierto, se le ha visto bastante movilidad, particularmente acudiendo oportunamente cuando se denuncia a algún cochinón o saltillense irresponsable y es sorprendido vaciando sus desperdicios en alguno de los múltiples arroyos.

En principio la Policía Ambiental tuvo una intervención conciliatoria y de advertir a quienes era sorprendidos arrojando los desperdicios a que no lo volviera hacer porque se actuaría con cárcel y una fuerte sanción económica.

Como buenos mexicanos, el exhorto entró por un oído y salió por el otro y siguieron terqueando los cochinones contaminando esas rúas hidráulicas.

Recientemente, el Alcalde, Manolo Jiménez Salinas, dispuso mayor energía y acción contra los “enemigos” del medio ambiente y la tolerancia paso al arcón de los recuerdos endureciendo las medidas con la detención de quienes persistan en usar indebidamente los lechos de los arroyos.

Por lo pronto y en menos de una semana, dos irresponsables además de haber sido detenidos, se les aplicó a cada uno una multa económica de cuatro mil treinta y ocho pesos por ser la primera vez y en caso de reincidencia serán 40 mil pesos.

Saltillo ya merecía tener al frente a un Presidente Municipal que mostrara carácter y decisión para desterrar paulatinamente vicios que fueron enquistándose entre malos saltillenses. Enhorabuena, por el Saltillo, que todos anhelamos. (www.intersip.org)