Mi Columna
En líos el clero
Por Carlos Robles Nava

Se suman cada vez más las denuncias contra violaciones a menores de edad de sacerdotes en funciones, por lo que el Papa Francisco ha reconocido públicamente la gravedad de este problema en el interior del clero, contrariamente a sus antecesores que guardaron silencio y negaron a diestra y siniestra que hubiera sacerdotes que cometieron esos incalificables delitos.
En un viaje a bordo del avión Papal, recientemente el Pontífice Francisco, reconoció frente a los periodistas que lo acompañaban que existía un gran y lamentable retraso en el tratamiento de dos mil casos de abuso sexual cometidos por sacerdotes.
Con la sencillez que lo caracteriza el Papa calificó de justificadas las críticas hechas por la demora y lentitud que ha tenido el Vaticano para enjuiciar caso por caso, confiando en que muy pronto se podrá revertir la situación y reducir el rezago en la investigación y procedimiento que se hará en cada caso.
No ocultó el Papa Francisco su irritación porque su consejo de asesores ha perdido credibilidad y ha sido incapaz no solo de implementar, sino también de aplicar recomendaciones claves en estos asuntos que él mismo como Papa había aprobado.
Reiteró su confianza de que se va por buen camino para instituir “tolerancia cero” al abuso sexual de sacerdotes a menores de edad, haciendo saber que se está destinando más personal destinado a la revisión y conclusión de cada uno de estos vergonzantes hechos por estar involucradas personas entregadas a las creencias religiosas católicas.
Este problema tiene demasiados años de existir, pero ningún Papa hasta ahora había sido claro y directo para hacer saber lo que se estaba haciendo en el tratamiento de esos casos, lo que llegó inclusive entre miles de católicos a sostenerse la convicción de que los jerarcas de El Vaticano con su silencio daban impunidad a los sacerdotes denunciados por abusos sexuales.
En mayo pasado, salió a la luz pública la acusación contra la monja, Kosaka Kumilko, encargada del Instituto “Antonio Próvolo” para niños sordos en la provincia de Mendoza, Argentina, de haber consentido y facilitado las violaciones sexuales a los menores de edad que son atendidos en ese centro educativo cometido esos inaceptables delitos por sacerdotes que de una u otra manera llevaban estrecha amistad con la acusada.
Coahuila, no está exento de cosas similares y como prueba está lo sucedido por años en el seminario de Piedras Negras, Coahuila, en donde un sacerdote conocido como el “Padre Moncho” violaba a los menores de edad internados en ese lugar.
El “Padre Moncho” se encuentra prófugo de la justicia tras facilitar su huida de Coahuila el propio Obispo de Piedras Negras, siendo éste tan solo una mínima muestra de que en nuestra Entidad como en otros Estados del país y en distintos países, estos delicados y graves delitos están a la orden del día.
Los jerarcas de la Iglesia Católica, tendrán que trabajar arduamente para restituir la confianza que por años tuvieron de sus fieles, confianza que anda por los suelos esperando que se recupere ahora que la Santa Sede está en manos del Papa Francisco, que se ha comprometido en hacer justicia. (www.intersip.org)

