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Carlos Robles

No todo es legislar

El gobierno de Enrique Peña Nieto, vía Secretaría Federal de Educación, implementó medidas para erradicar las cuotas que se exige en algunos planteles educativos desde jardines de niños, escuelas primarias y secundarias.

Mi Columna

No todo es legislar

Por Carlos Robles Nava

El gobierno de Enrique Peña Nieto, vía Secretaría Federal de Educación, implementó medidas para erradicar las cuotas que se exige en algunos planteles educativos desde jardines de niños, escuelas primarias y secundarias.

Entre esas medidas, se ha legislado para desaparecer de una vez por todas, el cobro de cuota alguna en las escuelas públicas, en respuesta a la demanda constante de los padres de familia.

También se está exhortando a los gobiernos Estatales, a que garanticen que sea gratuita la educación que imparte el Estado y colaboren para que se cumpla esta disposición.

Éste es un tema más que serio y que requiere no de que se legisle, sino que en los hechos se logre el objetivo y para lograrlo es necesario irse a fondo reduciéndose todo a la falta de personal, sistemas, métodos y particularmente presupuesto.

Algunos diputados y senadores opositores  al PRI, han tomado como tema de protagonismo al invocar y persistir que en nuestra Constitución Política se declara la impartición educativa totalmente gratuita para todos los mexicanos.

Es pérdida de tiempo entrar a un debate, encuentro o reuniones legislativas el tema de la educación gratuita, cuando que todo se resume en recursos económicos que no se tienen o bien para lograr abultar el presupuesto a la educación, hay que quitar a otros renglones y éste es el cuento de nunca acabar.

Una de las quejas constantes de los padres de familia es el pago de las cuotas escolares dizque acordadas por las Sociedades de Padres de Familia, pero que en realidad los señala y establece directamente el o la Directora en turno.

Hasta ahí, la situación es clara, transparente y obvia, lo que partiendo de esa base, ¿para qué legislar, si de todos modos con o sin acuerdo o decreto de que no pidan cuotas a los padres de familia, se les obliga”.

Una pregunta que en general no se hacen los ciudadanos y en particular los padres de familia, es si no se pagan cuotas voluntarias obligatorias, disculpando lo contradictorio, ¿quién hará el aseo de las aulas, quién mantendrá la limpieza en los corredores y patios, quién mantendrá en buen estado físico los sanitarios que también requieren atención personalizada para mantenerlos higiénicos.

¿Los padres de familia o los alumnos se harán responsables de esos servicios extras que requiere cada una de las escuelas?.

De cada diez escuelas de educación básica que hay en el país, son de tres a cuatro a lo sumo las que cuentan con personal pagado por la Secretaría Federal de Educación, con conserje o intendente.

A partir de ahí sale la punta de la madeja que hay que descifrar y entender, lo que es difícil tratándose de números y más de presupuestos, pero además de analizar los problemas desde el fondo, hay que comprenderlos, sin que esto quiera decir conformismo o complacencia hacia las autoridades.

Todo recae en una sola bolsa que es el presupuesto de ingresos y egresos federal anual y en la que hay que repartir o entregar mucho, mediano o poco, a cada necesidad y carencia que tiene la población mexicana.

Pueblo o nación sin educación es un país sin mucho, mediano o poco futuro, según sea el caso y mientras el actual gobierno federal o los que vengan en lo sucesivo no logren acrecentar el ingreso de impuestos, lo relativo a la educación es lo mismo que sucede en otras demandas y necesidades que tienen los mexicanos.

Políticos, analistas económicos y críticos de café, exponen entre las múltiples soluciones, poner un alto a tanta robadera de recursos públicos por alcaldes y gobernadores, además de sus secuaces o colaboradores, pero no solo eso, sino también el tremendo dispendio que hay en las Cámaras de Diputados y Senadores.

México tiene problemas que no se resuelven solo con legislar, sino ir a los hechos y la realidad como es el caso de la educación dizque gratuita que reciben nuestros niños y jóvenes, porque, insistimos, una cosa son las leyes y otra que se actúe.(www.intersip.org)