Aun con sus interrogantes y el tiempo que está pasando sin que miles de mujeres puedan disfrutar sus bondades, como otras leyes de muchos años atrás y en el reciente pasado, no habrá de pasar demasiado tiempo sin que llegue el día.
Mi Columna
Nació entrampada
Por Carlos Robles Nava
Aun con sus interrogantes y el tiempo que está pasando sin que miles de mujeres puedan disfrutar sus bondades, como otras leyes de muchos años atrás y en el reciente pasado, no habrá de pasar demasiado tiempo sin que llegue el día.
Me refiero a la Ley de Protección a las Trabajadoras Domésticas creada a iniciativa del Gobernador, Rubén Moreira, que no tiene más que una sola finalidad y objetivo que es el que muchas de estas sufridas y explotadas féminas dejen de serlo, pero igualmente para ubicar no solo a las patronas y patrones que en verdad las “disfrutan” y se “sirven” de ellas hasta decir basta, pero también y hay que presentar las dos caras de la moneda, para que las mujeres que prestan sus servicios en las casas de miles de coahuilenses, sepan apreciar lo que tienen, porque hay que admitirlo, de todo hay, a las que se les paga mal y se les explota de más con horarios y quehaceres interminables, como las que gozan de sueldos extraordinarios y patronas bonachonas que les deja a su criterio y “hazlo como quieras” las labores hogareñas, me refiero a los quehaceres domésticos, así como aquilatar las bondades con los malos tratos.
Una de las múltiples preguntas e interrogantes que se hacen miles de coahuilenses que dan ocupación a las empleadas domésticas, es si hay un salario mínimo, cuantas horas debe ser el horario en ese oficio que la verdad no solo es cansado, sino agotador, sino hay que platicarlo con nuestras “viejas”, también hay interés de saber cómo pagar a aquellas servidoras domésticas que van una o dos veces a la semana y en fin, me refiero a otros muchos conceptos desconocidos no solo por las empleadoras o empleadores, sino hasta por las mismas personas ocupadas.
Por lo pronto y ahora, esta nueva Ley que lamentablemente podemos calificarla de haber nacido muerta, pues poco o nada se conoce y, peor, en el mismo Instituto Mexicano del Seguro Social se encuentra paralizada o frenada, al menos en Coahuila, desconozco si paso lo mismo en otras Entidades de la República.
Para conocedores en la materia, por lo pronto el nudo principal que tiene entrampada a la ley que busca y pretende proteger a las trabajadoras domésticas, es su constante y frecuente rotación o cambio de patronas o patrones.
No por nada, el mismo IMSS Coahuila aprovechando experiencias de otros Estados, al menos es lo que se dice, había aceptado que el pago se hiciera mensual para el ingreso de estas damas a dicha institución y recibir los beneficios que tiene todo derechohabiente.
En julio del año pasado, pocas semanas después de que el Congreso del Estado aprobó la iniciativa del Gober Rubén, estuvo de acuerdo en que el pago como derechohabiente de estas empleadas fuera mensualmente, fijándose el monto de acuerdo al salario percibido, pero se habló de un sueldo mensual estimándose en promedio una cuota de 550 a 600 pesos mensuales.
Posteriormente el Seguro Social cambió su propuesta a que el pago fuese anual promediando aproximadamente 7 mil pesos por doce meses.
Como decían en mí barrio, con ese cambio aquí es cuando “se peyó la burra”, pues al menos y por lo pronto un grupo de aproximadamente 600 patronas y patrones que de palabra habían aceptado, se retractaron y con justa razón, su pregunta y dudas fue ¿ quién nos garantiza que la trabajadora doméstica cumpliría un año de labores ?.
Justa o no la interrogante, para todas y todos es sobradamente conocido que hay trabajadoras domésticas que duran en ocasiones solo un mes o dos meses, porque se van a las maquiladoras, esto independientemente de que han llegado cotizarse tanto en el “mercado de servidumbre” que hasta los parientes, comadres, vecinas y cualquier ama de casa por tal de no seguir con la limpieza del hogar, ofrecen las “perlas dela virgen”, más cuatro camiones porque su casa está muy lejos del domicilio donde trabajan y otros privilegios que con el tiempo se han generalizado y ahora todas los quieren.
Mientras se destraba la madeja de dudas y se llegue a precisar sobre cuanto ganar, como se tomará en cuenta el costo al dar techo, comidas, etc., que sufran nuestras “viejas”. (www.intersip.org)