Mi Columna
Ha cuidarnos solos
Por Carlos Robles Nava
No cabe ninguna duda de que las cosas se ponen más que difíciles en algunas ciudades de Coahuila y en particular, por desgracia, por ser una de las dos de mayor importancia, en Saltillo, en donde ya su comunidad no se salva de ser víctima de agresivos o violentos asaltos del llamado sexto fuerte, supuestamente los machos, machones, sino la participación delictiva ya está igual con las féminas que con los “féminos con pelos y vellos”.
La participación cada vez mayor de mujeres en asaltos a viviendas, en la calle, a bancos, etc., por parte de mujeres, va en crecimiento, quedando olvidado el calificativo de “sexo débil”.
Las criminales, delincuentes, rateras, etc., del otrora “sexo débil” se está emparejado con la de los hombrees, probablemente con ese cuento de la igualdad genérica, las en los tiempos idos, débiles mujeres se pretende borrar del vocabulario en general, con mujeres armadas robando a indefensas personas, aprovechándose preferentemente de ancianas.
Tal es el caso más reciente del jueves pasado en la colonia Insurgentes, a donde a plena luz del día, pues eran las 4 de la tarde, llegó al domicilio de doña Eva Yolanda Cabello Moncada, de 75 años de edad, abrió la puerta de su casa para atender a quien con tanta prisa hacía sonar el timbre.
La “modosita” e insignificante mujer que hacía sonar el timbre, con voz melodiosa e hipócrita preguntó a la indefensa doña Eva Yolanda, si no tenía trabajo de doméstica, a lo que la anciana le respondió negativamente y tras esa respuesta la sinvergüenza desconocida que insistía le abrieran la puerta porque necesitaba “trabajo”, vaya que lo traía consigo, sacó a relucir tremenda pistola amenazando a su víctima para exigirle dinero y ante la negativa de la anciana y los gritos de auxilio que exclamaba a sus vecinos, la cobarde mujer maleante le disparo a quemarropa, demostrando con ello su fiereza y decisión de obtener dinero a como diera lugar, pero menos trabajando.
La ratera después de su mala acción, puso tierra de por medio y huyó para más adelante abordar un taxi que le esperaba y desaparecer.
Los coahuilenses y en particular en las ciudades donde mayor incidencia se está registrando en latrocinios en general, como son Saltillo, Torreón, Monclova, Ciudad Acula y Piedras Negras, tanto con la participación de hombres como de mujeres, ya no encuentran salida a su exposición de ser víctimas de los rateros.
Cuando señalamos que las mujeres se involucran más y más a la delincuencia, son muchos los casos en que participan como compañeras o cómplices en asaltos bancarios y no porque ellas sean directamente las que los cometen, que para el caso es lo mismo, ya que sobran los hechos en que acompañan al delincuente del sexto “fuerte” ya sea para distraer a la víctima del robo que cometerán a incautos y descuidados clientes del banco del que salen en conde cobraron miles de pesos, sino también como “choferes” del vehículo en que huirán sus cómplices.
La disculpa eterna de los Presidentes Municipales de las poblaciones en donde se han “disparado” los latrocinios es de que tienen insuficiencia de elementos de seguridad y hay que esperar a nuevas convocatorias para capacitar y entrenar a los futuros guardias de seguridad, aunque también hay que decirlo, una de las causas principales de los reducidos policías, es cuestión de presupuesto y para ser más directos, de dinero.
Los Ediles de esta generación se preguntan: Obras o seguridad pública. Si no es por el “torniquete” que a los Alcaldes les ha aplicado el Gobernador, Rubén Moreira Valdés, seguiríamos con los conocidos y tradicionales cuerpos de seguridad pública de grupos no mayores de 50 o 100 genízaros para los miles de habitantes que tienen las comunidades.
Sucede que en la historia de México, ha sido en la actual generación en que la delincuencia vaya que se ha apoderado de las comunidades, por tanto, solo hay de dos sopas: Aguantar o resignarnos, no hay otro camino, porque tampoco hay lana para contratar más cuicos. (www.intersip.org)