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Carlos Robles

Los más violadores

Mi Columna

Los más violadores

Por Carlos Robles Nava

Quienes por razones de trabajo buenas horas nos las pasamos en la calle transitando por doquier, somos testigos de que pese a las famosas “video multas”, los semáforos instalados por los distintos cruceros, son los más violados por taxistas y choferes de autobuses de servicio urbano de pasajeros que temeraria e irresponsablemente se pasan o “brincan” las luces rojas.

A esa arbitrariedad hay que agregar lo “montonero” que son, particularmente los taxistas, que pese haber sido los responsables del percance causado por su infracción como pandilleros o bandas delictivas y aprovechando sus radios, se comunican a la “central” pidiendo ayuda para amedrentar a su víctima o sea al conductor que fue chocado buscando con esa “boruca” confusión e intimidación asumiendo una culpa que no tuvo.

Además, no faltan los agentes de tránsito o de vialidad que le hacen comparsa a estos malos taxistas y “autobuseros” tratando de modificar y cambiar abusivamente el croquis para hacer responsable a quien honestamente es el afectado no por la imprudencia de ese chofer de servicio público, sino por la desgracia de haber caído en las garras de estos “dueños de las calles”.

Esta irregular situación no solo es recurrente en Saltillo, sino son injusticias diarias que se tienen en otras ciudades cabeceras municipales de la Entidad, como Torreón, Piedras Negras, Monclova, Sabina, Acuña, etc.

Enfocamos en esta ocasión este tema en Saltillo, por ser la población coahuilense con mayor número de video cámaras, además de haber implementado la modalidad de los video multas, tan cuestionadas como necesarias y que en contra la voluntad ciudadana, al menos por lo rejuego  que son a la vez los que más le pisan el acelerador, han mostrado su eficiencia, al menos entre muchos de los conductores que por temor a ser sancionados económicamente, están respondiendo a respetar las velocidades marcadas en los señalamientos de bulevares, calzadas y calles.

Tengo amigos y familiares que rechazan las foto multas porque dicen ser recaudatorias, pero no dejen de pisar el acelerador de su vehículo hasta el fondo y pasarse o no respetar las luces rojas de los semáforos.

Otros las cuestionan porque exigen que las autoridades municipales están obligadas a antes de cualquier programa preventivo, “darnos clases de orientación en qué consisten las medidas a respetarse”, siendo incongruentes cuando llevan años y años manejando y ver a diario en los costados de las vías de circulación, las respectivas señales en las que se marca la velocidad máxima y que es el tope para acelerar o disminuir la velocidad.

Los hay quienes se burlan y se mofan de las video multas porque dan por hecho que trayendo placas de otra Entidad y vivir en esta ciudad capital coahuilense pueden seguir burlándose de las medidas precautorias que no solo tienen como función el bajarle a la velocidad por su propia seguridad y la del prójimo, pero como si nada, siguen pisándole al acelerador hasta que son protagonistas de un incidente, en ocasiones fatal y en otras de serias consecuencias y tienen todavía no el descaro sino la desvergüenza de decir que no sabían a qué velocidad iban y existen los que irresponsables que se echan la culpa al dizque “cierre” hecho por otro conductor que iba a un lado, pretexto demasiado recurrente, pero en el que a final de cuentas quien da disculpas o pretextos ingenuos y tontos, es generalmente el responsable del percance por descuido o exceso de confianza que para el caso es lo mismo.

A final de cuentas, esta es una carrera sin límites de velocidad para ver quién se cansa primero: El que inflige la ley y es multado o el que cobra la sanción económica por la violación cometida, para llegar a la conclusión de que los mexicanos seguimos siendo como el burro o asno, disculpándome con estos cuadrúpedos por la comparación, pues solo con la macana o el látigo que es la multa, hacemos caso y entendemos. (www.intersip.org)